Se puede definir el autismo como un trastorno del neurodesarrollo que genera una alteración en la interacción social y con el entorno. A esto se le añade problemas de comunicación verbal, comunicación no verbal y un comportamiento de ámbito muy restringido y habitualmente repetitivo.
Los padres de familia suelen darse cuenta de estos signos en los 2 primeros años de vida, aunque esto depende del grado de afectación, pues en algunos casos puede ser leve y en otros puede ser muy severo.
Es por esto que se ha establecido el concepto de TEA (Trastorno del Espectro Autista) que engloba a 3 tipos de trastornos con características diferenciales, aunque hay ocasiones donde el diagnóstico es muy complejo porque no se puede saber exactamente el grado de afectación o su relación con alguna otra patología como la epilepsia refractaria.
El Trastorno del Espectro Autista engloba al autismo propiamente dicho, al síndrome de Asperger y al trastorno generalizado del desarrollo no especificado (TGD-NE).
En el autismo se encuentran retrasos en el desarrollo cognitivo cosa que no se ve en el Síndrome de Asperger, pues se han descrito casos en los que los pacientes que tienen Asperger presentan un rendimiento cognitivo por encima de la media e incluso son superdotadas en habilidades mentales.
Las personas con autismo rehúyen al contacto físico, el contacto visual es breve o casi nunca se mantiene, de igual forma, no responden a las expresiones faciales de sus padres, no pueden señalar objetos o eventos para llamar la atención, tampoco miran objetos que señalan sus padres, no expresan fácilmente sus sentimientos, a veces no demuestran preocupación por los demás y difícilmente hacen amigos y tampoco tienen interés en hacerlo.
Normalmente no dicen palabras sueltas a los 16 meses, no señalan cosas u objetos que puedan necesitar ni comparten con los demás, suelen repetir lo que dicen los demás pero sin comprender el significado ni el sentido de la palabra, no responden cuando los llaman por su nombre, y, aunque a veces responden a otros sonidos, pareciera que no quieren comunicarse.
En muchos casos se ha visto que tienen movimientos repetitivos que realizan con la cabeza, con los brazos o con las manos. También se debe hacer referencia a la frustración que tienen porque no pueden transmitir sus emociones y expresarlas, pues en muchos casos no hay lenguaje verbal.
Estos niños o adolescentes cuando tienen una afectación severa presentan conductas poco estables y agresivas como el autolesionarse, lo que en muchos casos genera un problema para poder contener a los pacientes, y en muchos casos se usan neurolépticos o benzodiacepinas para controlar el problema conductual.
¿Cuáles son las causas?
A la fecha no se conoce la causa exacta del trastorno del espectro autista aunque hay diferentes teorías y la única que se ha comprobado es que se trata de una predisposición genética, esto se ha relacionado con el llamado síndrome del cromosoma X frágil pero no se sabe si otras alteraciones cromosómicas podrían ser también causa de esta patología o contribuir a ella.
Se cree que los neurotransmisores como la dopamina, serotonina, triptófano y oxitocina también están implicados.
Se sabe que el Sistema Endocannabinoide (SEC) está implicado en la regulación de estos procesos alterados en este tipo de trastorno y por lo tanto se puede pensar que los fitocannabinoides podrían ayudar a mejorar los síntomas que presentan estas personas.
¿En qué ayuda el cannabis?
La investigación científica ha destacado la eficacia del cannabis medicinal en el tratamiento de las personas que sufren de autismo ya que mejora sus habilidades de comportamiento y su comunicación. Además, se ha descubierto que existe una conexión entre el autismo y los receptores cannabinoides, como lo son los receptores cannabinoides 2 (CB2) y el sistema endocannabinoide.
En el año 2016 se realizó un estudio con un niño autista de 6 años, los informes demostraron que el cannabis es útil para esta condición. El niño fue tratado durante 6 meses con THC y mejoró síntomas como: hiperactividad, letargo, irritabilidad y un lenguaje inapropiado.
En Estados Unidos se hizo un estudio en ratones con un comportamiento similar al de las personas con autismo y se revelaron diferentes comportamientos entre el grupo de ratones que tomaron cannabinoides y el grupo que no tomó nada. El estudio sugiere que el cannabis medicinal para tratar el autismo puede reducir algunos de los síntomas comunes de esta condición incluida la depresión o la capacidad de concentrarse en las actividad. En otro estudio fue evidente que los cannabinoides podrían ayudar a corregir los problemas de comportamiento que están asociados con el Síndrome X, la causa genética más conocida del autismo.
Estos estudios intentan demostrar la efectividad del cannabis medicinal en el tratamiento del autismo. Y en ese sentido, Israel, es el país que lidera la investigación terapéutica del cannabis y está implementando un estudio pionero del cannabis con fines terapéuticos. Además, el Hospital Shaare Zedek en Jerusalén coordinará con cinco centros de salud donde se realizarán pruebas con 120 niños y adultos con autismo, donde serán tratados con un alto contenido de aceites de CBD.
Y si bien no es un tratamiento que pueda «curar» el autismo, el cannabis medicinal puede conseguir reducir o mitigar algunos de los síntomas, lo que está respaldado por los estudios mencionados anteriormente. Mientras más investigación se realice sobre el cannabis medicinal más beneficios de las terapias con cannabinoides para el autismo se podrán encontrar.
Uso de los Fitocannabinoides
El Sistema endocannabinoide está implicado en el control de los procesos metabólicos y durante el periodo fetal ya es el encargado de los procesos esenciales respecto a la diferenciación neuronal y el posicionamiento de la sinapsis.
Hay estudios donde se determina que los receptores CB1 del Sistema endocannabinoide (los que se encargan del Sistema Nervioso Central) presentan alteraciones funcionales en las regiones cerebrales implicadas en el autismo, como son el hipocampo y los ganglios basales.
Se cree que si la causa del autismo es la alteración funcional en el hipocampo y en los ganglios basales el cannabinoide adecuado es el THC, pues los estudios hablan del receptor CB2 del Sistema endocannabinoide en el trastorno del espectro autista. El THC actúa a través de los receptores CB1 y CB2.
Sin embargo, se encontró que el CBD también se mostraba como un cannabinoide muy interesante que se podía usar con las personas que tienen algún tipo de TEA, y si bien su forma de actuar es diferente al THC, tienen en común las acciones sobre los receptores GPR55 y también sobre los receptores de potencial transitorio vaniloides (TRPV), todos ellos presentes en el sistema nervioso central.
El efecto que produce el CBD en los niños con autismo es normalizar su conducta sin producir algún efecto de sedación, además, su estado de alerta mejora y se mantiene sin problemas y su conducta está estable. El médico es el encargado de señalar la cantidad de CBD que se debe usar pues cada persona es diferente.
También se sabe que hay pacientes que adquieren habilidades que habían perdido o nunca habían conseguido como lo son vestirse solos, interactuar con la tablet, poner atención a la música, estar conscientes del entorno que los rodean mientras pasean, tener menos temor al contacto físico, llegar a abrazar a las personas que quieren, mejorar su expresión facial y mantener el contacto visual.
Aunque estos pocos cambios o mejoras parezcan insignificantes, para los padres representa una gran mejora, la cual ni siquiera podían imaginar. A la fecha, el uso del CBD se muestra seguro pero igual el médico a cargo debe ser quien indique la proporción de THC/CBD que se debe usar.
El paciente no debería presentar ningún tipo de efecto psicoactivo provenente del THC y al principio solo se debe utilizar CBD, para luego evaluar si es necesario añadir THC. Hasta que se consiga la mejoría deseada y dependiendo de la evolución se puede valorar la efectividad y la posible aparición de efectos secundarios.
Es importante tener claro que ningún paciente es igual a otro y remarcar que no hay muchos ensayos clínicos donde se pueda contrastar que el tratamiento funciona correctamente.
