La enfermedad de Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común, después del Alzheimer. Esta enfermedad, que hasta el momento no tiene cura, es una enfermedad degenerativa crónica del sistema nervioso central cuya afección se da mayormente en el sistema nervioso central dañando las áreas del cerebro encargadas del control del movimiento.
El Parkinson aparece principalmente en personas de 60 años a más, aunque existen casos de personas menores de 40 años que lo padecen, en cuyo caso recibe el nombre de Parkinson Juvenil.
Otra característica resaltante de esta enfermedad es que el Parkinson afecta más a hombres que a mujeres.
¿Qué es el Parkinson?
La enfermedad de Parkinson es una condición producida por un proceso neurodegenerativo multisistémico que afecta al sistema nervioso central, lo que provoca la aparición de síntomas motores y no motores. Es una enfermedad crónica y afecta de diferente manera a cada persona que la tiene y la evolución puede ser muy lenta en algunos pacientes o muy rápida en otros. No se trata de una enfermedad fatal pues no se han visto casos de personas que hayan fallecido a causa del Parkinson.
Los síntomas motores más frecuentes son el temblor, la rigidez, la lentitud de movimientos y la inestabilidad postural, por nombrar algunos. Además de la alteración motora, otras regiones del sistema nervioso y otros neurotransmisores que también se afectan son los que están relacionados a la dopamina (causante de sensaciones placenteras y la sensación de relajación) y también están involucrados otros síntomas conocidos como síntomas no motores.
Lo que se sabe hasta ahora es que, con frecuencia, años antes de los síntomas motores aparecen lo que se conoce como “síntomas premotores” y los más conocidos son: depresión, reducción del olfato, estreñimiento y trastorno de conducta del sueño REM (parte más profunda del sueño).
A pesar de todos los avances de la ciencia y de la neurología, hasta ahora se desconoce la causa del Parkinson, por lo que también se desconoce cómo prevenirlo.
¿Cuáles son los síntomas?
Entre los más frecuentes resaltan los temblores, rigidez muscular, bradicinesia, anomalías posturales, anomalías al andar, trastorno del equilibrio y trastorno del sueño. A continuación se detallará a que se refiere cada uno.
Temblores: lentos y rítmicos, que predominan estando en reposo y disminuyen al hacer un movimiento voluntario, pero no necesariamente lo presentan todas las personas que tienen Parkinson.
Rigidez muscular: es la resistencia que se tiene para mover las extremidades y también provoca hipertonía muscular, que es el hecho de que el músculo crezca en sobremanera y esto hace que haya un exceso de fuerza y rigidez en los músculos.
Bradicinesia: se le llama así a la lentitud de movimientos voluntarios y automáticos, también se caracteriza por la falta de expresión en la cara, la escritura lenta y pequeña, llamada micrografía y la torpeza al manipular cosas.
Anomalías posturales: es la inclinación del tronco y de la cabeza hacía adelante, mientras que los codos y las rodillas están como encogidos.
Anomalías al andar: es la marcha lenta arrastrando los pies, aunque a veces se dan pasos rápidos pero de manera corta; también tienen dificultad para pararse y se pueden presentar episodios de bloqueo, lo que hace que los pies parezcan que están pegados al suelo.
Trastorno del equilibrio: los reflejos están alterados por lo que la persona se puede caer fácilmente.
Trastorno del sueño: las personas con Parkinson muy frecuentemente tienen insomnio y no pueden dormir con facilidad, su sueño es muy fragmentado en la noche, por lo que se levantan muy temprano y no pueden volver a dormir. Además, tienen pesadillas muy reales por lo que gritan en la noche y tienen sueño en el día.
¿Cuáles son los problemas asociados que tiene el Parkinson?
Además de los síntomas mencionados en el punto anterior, el Parkinson lleva consigo una serie de malestares de todo tipo, como por ejemplo: dolores de tipo muscular o articular, fatiga, fácil agotamiento, cansancio crónico, estreñimiento, incontinencia urinaria (no poder controlar las ganas de ir a orinar), problemas sexuales como falta de deseo sexual, impotencia o frigidez o todo lo contrario como excitación excesiva, aumento de deseo sexual o eyaculación retardada, trastornos depresivos y aislamiento social, sudoración excesiva y crisis de seborrea (aumento de la producción de grasa), trastornos respiratorios, trastornos de la deglución por lo que solo pueden comer alimentos semilíquidos pues se traga de manera equivocada, trastornos oculares como sequedad en los ojos, picor, visión doble, falta de enfoque visual y funciones psíquicas más lentas, lo que frecuentemente produce demencia.
¿Cómo podría ayudar el cannabis?
A finales del siglo XIX, el neurólogo britanico William Richard Gowers describió por primera vez en Europa el uso del cannabis para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson en su libro «A Manual of Diseases of the Nervous System» (Manual de las enfermedades del sistema nervioso).
La evidencia que se tiene 130 años después dice que los compuestos del cannabis llamados cannabinoides actúan en el cerebro al unirse a unas estructuras denominadas receptor CB1, los que están presentes principalmente en neuronas y son responsables del efecto psicoactivo de alguno de estos cannabinoides, además, también está el CB2, el cual está presente principalmente en las células de la glía, las que son responsables de la respuesta inflamatoria.
Estos receptores y las moléculas endógenas que los activan, llamados endocannabinoides, forman parte del sistema endocannabinoide, este sistema es el encargado de la comunicación intercelular en nuestro organismo, muchos de los cannabinoides tienen un gran potencial neuroprotector y mediante su unión al receptor CB1 puede proteger a las neuronas de distintos estímulos dañinos.
Al unirse con el receptor CB2 a las células de la glía adquieren la capacidad antiinflamatoria. Y por último, los cannabinoides son importantes compuestos antioxidantes y protegen a las neuronas del daño causado por estrés oxidativo (producido por el Parkinson), esto es porque los receptores nucleares PPAR (peroxisome proliferator-activated receptor; o, receptor activado por proliferadores peroxisomales) tienen actividad antioxidante. Esto ha sido demostrado en numerosos estudios preclínicos realizados in vitro y en animales de laboratorio para ver la eficacia que tiene sobre el Alzheimer, el Parkinson, Huntington, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica.
Los estudios han demostrado que el cannabis podría mejorar los síntomas motores y, en algunos casos, los pacientes que consumían cannabis han indicado que experimentaron una mejoría en sus distintos síntomas del Parkinson como el temblor en reposo, la bradiquinesia, los movimientos incontrolados causados por el tratamiento, los problemas del sueño y el dolor, sin embargo, otros pacientes dijeron que no experimentaron nada después de fumar cannabis. Aunque en otro estudio, donde se administró CBD a los pacientes con Parkinson, ellos dijeron que mejoraron algunos síntomas psicóticos y los referidos al problema de sueño.