El cannabis modifica la manera en la que funciona el cerebro, afecta las células del cerebro (neuronas) en las áreas que controlan la coordinación corporal, la memoria, el placer y la capacidad de juicio.
Diferentes análisis científicos señalan que el cannabis afecta negativamente el funcionamiento del cerebro, pudiendo generar consecuencias irreversibles, esto se da porque el cannabis afecta a los neurotransmisores de nuestro cerebro, los cannabinoides endógenos.
Estos neurotransmisores son los que controlan todo nuestro sistema nervioso y al alterarlos con agentes externos como es el caso del THC podemos generar daños muy importantes en nuestro cerebro, por lo que lo hace muy peligroso para nuestro cuerpo.
Si un menor de edad o una persona muy joven consume cannabis está dañando mucho más su cerebro porque es esa edad donde el cerebro está más vulnerable a los efectos psicoactivos del cannabis, por lo que es una situación con mayor riesgo de tener consecuencias perdurables en el tiempo si es que se consume siendo muy joven.
El consumo de manera frecuente puede generar graves cambios estructurales en el cerebro que pueden ir desde lesiones cognitivas hasta llegar a ser el detonante de la aparición de problemas psiquiátricos importantes como lo son la esquizofrenia, agravar el trastorno bipolar, generar problemas de ansiedad o depresión, afectar la capacidad de concentración y aumentar los problemas referidos a la memoria.
¿Cómo se producen los efectos del cannabis?
Los efectos del cannabis sobre el cerebro se producen especialmente cuando uno lo fuma, pues su ingrediente activo, llamado THC, viaja por el cerebro y por el resto del cuerpo produciendo diferentes reacciones.
En el cerebro, el THC se adhiere a los receptores de los cannabinoides que se encuentran en las células nerviosas, por lo que afecta la forma en que estas células funcionan y la forma en que se comunican con otras células. Los receptores de cannabinoides son abundantes en las partes del cerebro que se encargan de regular el movimiento, la coordinación, el aprendizaje, la memoria y funciones cognitivas más complejas como lo son el juicio y el placer.
El THC actúa por medio de los receptores cannabinoides y, a su vez, activa el sistema de recompensa del cerebro, que es el que gobierna la respuesta a comportamientos placenteros saludables como es el sexo y la comida. Al igual que la mayoría de sustancias que son usadas de manera indebida, el THC estimula las neuronas del sistema de recompensa del cerebro, que liberan dopamina, nombre que se le da a la sustancia que es la causante de sensaciones placenteras y de la sensación de relajación; sin embargo, el THC hace que estas se liberen en exceso, lo que hace que el cerebro “desee repetir la sensación gratificante” y eso es lo que causa las adicciones al cannabis.
¿Qué pasa con el cannabis medicinal?
Las investigaciones demuestran que algunas sustancias químicas del cannabis pueden ayudar y ser útiles para aliviar ciertos tipos de dolores, náuseas y otros problemas de salud, es más, algunos estados permiten que personas con diferentes tipos de enfermedades obtengan cannabis legalmente para su uso medicinal, el gobierno también aprobó algunos medicamentos en forma de pastillas que contienen algunas sustancias químicas del cannabis que no producen el efecto de “estar eufórico o estar high”, pero solamente un médico certificado puede entregar este tipo de medicamentos, pues si hay algún efecto adverso, él será el responsable.
