De la misma manera que el humo de tabaco afecta a los pulmones, el humo del cannabis irrita la garganta y los pulmones, lo que puede causar tos intensa cuando se consume. Esto es por el contenido de alquitrán que tiene y las sustancias químicas volátiles que son muy similares a los que tiene el humo del tabaco, esto hace que haya preocupación en cuanto al riesgo de que cause cáncer y enfermedades pulmonares.
El consumo de cannabis está vinculado a la inflamación de las vías respiratorias grandes, con una mayor resistencia de las vías aéreas y con una hiperinflación pulmonar. Quienes fuman cannabis con regularidad reportan más síntomas de bronquitis crónica que quienes no fuman. Un estudio determinó que las personas que fuman cannabis con frecuencia visitan muchas más veces al médico para poder consultar sobre los problemas respiratorios que presentan en comparación con las personas no fumadoras.
Otro estudio ha señalado que debido a los efectos inmunosupresores del THC, fumar cannabis puede aumentar la predisposición a contraer diversas infecciones pulmonares como lo es la neumonía, especialmente en las personas que tienen inmunodeficiencias; sin embargo, este hallazgo fue desmentido en un estudio realizado con personas con sida.
Fumar cannabis también puede debilitar la respuesta inmunitaria del aparato respiratorio, lo que aumenta las posibilidades de que una persona contraiga infecciones pulmonares. Los estudios realizados con animales y seres humanos no han determinado que el cannabis aumente el riesgo de poder contraer enfisema. A la fecha no se sabe a ciencia cierta si fumar cannabis es igual de peligroso y promueve cáncer de pulmón como lo hace el fumar cigarrillos de tabaco.
El humo que se produce al fumar cannabis contiene productos de combustión carcinógenos, incluso más del 50% de benzopireno y más del 75% de benzantraceno (incluyendo fenoles, cloruros de vinilo, nitrosaminas y especies reactivas de oxígeno) que el producido por el humo del cigarrillo. Esto a causa de la manera en que generalmente se fuma, a través de la inhalación profunda con una larga retención. Fumar cannabis produce una deposición de alquitrán cuatro veces mayor a la que produce fumar cigarrillos.
Sin embargo, si bien existen algunos estudios pequeños no comparativos que han propuesto que el consumo intenso y regular de marihuana puede aumentar el riesgo de contraer diversos cánceres pulmonares, estudios de población bien diseñados no han logrado determinar que el consumo de cannabis se vincule con un mayor riesgo de padecer cáncer de pulmón.
Una de las dificultades que existen para comparar los riesgos del cannabis y el tabaco para la salud pulmonar tiene que ver con la gran diferencia en el modo en que se consumen estas dos sustancias; por un lado las personas que fuman cannabis con frecuencia inhalan con mayor profundidad y retienen el humo en los pulmones durante más tiempo de lo que comúnmente se retiene el humo del tabaco, los efectos del cannabis duran más tiempo, por lo que las personas que fuman cannabis pueden fumar con menos frecuencia que las que fuman cigarrillos.
De la misma manera, el hecho de que muchas personas consuman tanto cannabis como tabaco hace difícil establecer el grado exacto en que el cannabis aumenta el riesgo de contraer cáncer de pulmón.
Por otro lado, los estudios con los animales y citocultivos han sugerido que el THC y el CBD pueden tener efectos antitumorales, debido a que no se observan tumores tal como se esperaba.
