La Junta Nacional de Drogas junto al Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA) presentaron una guía de pautas para la reducción de riesgos en el uso del cannabis. La misma incluye diferentes recomendaciones para el consumo del cannabis. Su objetivo principal es contribuir al uso responsable de la planta principalmente en el uso recreativo, mediante la educación, la orientación y prevención en salud tanto de consumidores como de instituciones.
Las pautas están divididas de varias formas.
Edad Inicial:
Esto es porque los estudios demuestran que comenzar con el uso de cannabis a una edad temprana, principalmente antes de los 16 años, aumenta los riesgos de una variedad de efectos nocivos para la salud.
Por ejemplo, los usuarios que comienzan jóvenes son más propensos a desarrollar problemas relacionados con la salud mental y la educación, así como experimentar lesiones u otros problemas de uso de sustancias. Otro factor que también contribuye puede ser el impacto del consumo de cannabis en el desarrollo del cerebro, el cual no está completo hasta mediados de los 20 años.
Cuanto menor es la edad de una persona al comenzar a consumir cannabis, mayor es la probabilidad que esta tiene para desarrollar problemas en su salud, los cuales también son más graves. Es por esta razón que se recomienda diferir el consumo de cannabis al menos hasta después de la adolescencia.
Los mensajes de prevención deben enfatizar que, cuanto más tarde se inicie el consumo de cannabis, menores serán los riesgos de efectos adversos sobre la salud y el bienestar general del usuario a lo largo de su vida.
Elección de productos:
Los productos de cannabis varían mucho en relación a su principal ingrediente psicoactivo, el tetrahidrocannabinol (THC). Una gran potencia de THC está fuertemente relacionado con el aumento de los problemas agudos y a largo plazo, como problemas de salud mental, dependencia o lesiones.
En particular, los extractos o concentrados de cannabis contienen niveles extremadamente altos de THC. Sin embargo, hay evidencia de que otros componentes cannabinoides, incluido el cannabidiol (CBD), atenúan algunos de los efectos del THC. El uso de productos de cannabis con alto contenido en CBD generalmente conlleva riesgos de salud menos severos.
Los cannabinoides sintéticos como el K2 o Spice son una clase de productos relativamente nuevos, estos sintéticos, generalmente, tienen impactos psicoactivos más severos y generan mayores riesgos para la salud, e incluso, algunos de ellos están relacionados a la muerte del consumidor.
Los usuarios deben conocer la naturaleza y la composición de los productos de cannabis que utilizan, e idealmente, deben usar productos con bajo contenido de THC. Dada la evidencia de efectos atenuantes del CBD sobre algunos resultados relacionados con el THC, se aconseja que se utilice cannabis con un alto contenido en CBD.
Métodos y prácticas de uso:
Existen muchos métodos para consumir cannabis en la actualidad. Hay evidencia que sugiere que fumar cannabis en combustión, especialmente, combinado con tabaco, da como resultado varios problemas pulmonares, bronquiales, donde se incluye el cáncer de pulmón.
De hecho, fumar es probablemente el método más peligroso de consumir cannabis, pues los riesgos se ven agravados por prácticas tales como la inhalación profunda y la retención de la respiración. Los métodos alternativos de inhalación incluyen, por ejemplo, los vaporizadores. Si bien éstos reducen los riesgos claves para la salud, no son alternativas totalmente libres de riesgo.
Los productos de cannabis que son comestibles o que han sido preparados para ser ingeridos, evitan los riesgos relacionados con la inhalación pero retrasan la aparición de los efectos psicoactivos y pueden conducir al uso de dosis más altas.
Es preferible evitar aquellos métodos que implican fumar cannabis quemado. Por su parte, el uso de comestibles elimina los riesgos en el sistema respiratorio, pero la aparición retardada del efecto psicoactivo puede resultar en el uso de dosis más altas que las que están previstas.
